Representación de mujeres en la televisión uruguaya: la cobertura del 8M en 2022

Mariana Achugar y Gelsi Ausserbauer, con la colaboración de Luciana Benítez y Victoria Costantino.

Como ya comentamos en nuestro anterior análisis sobre esta temática, el 8 de marzo es una fecha en la que aumentan las coberturas relacionadas con mujeres. Por ese motivo, decidimos describir el panorama de la televisión uruguaya el 8 de marzo de 2021 y reiterar el análisis en 2022, para descubrir si las representaciones de y sobre las mujeres en este día clave se mantenían estables o se modificaban, y para analizar ciertos temas de género relevantes en la agenda actual.

En la cobertura del 8 de marzo de 2022, encontramos que el corpus difiere respecto de 2021. Estos cambios se deben a que, o bien algunos programas no habían comenzado su nuevo ciclo (La letra chica), o bien fueron retirados de la grilla (Vespertinas). Además, Canal 5, que en 2021, bajo el nombre de TNU, había emitido un programa especial de entrevistas a mujeres de varias áreas de la actividad nacional, no lo hizo en 2022. En contrapartida, TV Ciudad emitió dos especiales breves de entrevistas.

Mujeres en los medios

En 2021 ya nos habíamos interesado por analizar desde el punto de vista cuantitativo cuántas trabajadoras mujeres y trabajadores varones habían aparecido en las coberturas del 8M. La importancia de este dato se debe a que las mujeres están menos representadas que los varones en los medios, según el Global Media Monitoring Project (2020), a la vez que son menos citadas como fuentes y protagonizan menos noticias.

Sin embargo, es esperable que esta brecha se reduzca en una fecha en que las mujeres son protagonistas, como el 8M. En la siguiente tabla, veremos cuántas y cuántos periodistas y locutores aparecieron en los programas que integran el corpus. También observaremos cuántas voces consultadas corresponden a ambos géneros.

ProgramaGénero periodísticoPeriodistas y panelistasVoces
SubrayadoInformativo59% mujeres (N=10)
41% hombres (N=7)

 (N=17)
 85% mujeres (N=11)
15% hombres (N=2)

(N=13)
TelemundoInformativo50% mujeres (N=7)
50% hombres (N=7)

(N=14)
86% mujeres (N=12)*
14% hombres (N=2)

(N=14)
Canal 5 NoticiasInformativo82% hombres (N=10)
18% mujeres (N=2)**

(N=12)
83% mujeres (N=19)
17% hombres (N=4)***

(N=23)
Esta boca es míaDebate33% mujeres (N=2)
66% hombres (N=4)

(N=6)
33% mujeres (N=1)
66% hombres (N=2)

(N=3)
Polémica en el barDebate20% mujeres (N=1)
80% hombres (N=4)

(N=5)
0% (no se abordan temas de género)
Cartografía feminista: Feminización de la pobrezaEntrevista0100% mujeres (N=1)

(N=1)
Cartografía feminista: GordoodioEntrevista0100% mujeres (N=1)

(N=1)
Entre todasEntrevista100% mujeres (N=2)

(N=2)
100% mujeres (N=4)

(N=4)

Lo primero que se destaca es que en el informativo del canal público nacional las trabajadoras adhirieron al paro de mujeres. Sin embargo, se incluyen dos locuciones femeninas, correspondientes a otros medios o días previos.

En tanto, el número de trabajadoras y trabajadores que salen al aire es idéntico en Telemundo (que en 2021 había mostrado un 60% de varones) y hay más mujeres en Subrayado (incluso levemente más que el año anterior).

No ocurre lo mismo con los programas de debate. En ellos salen al aire más varones que mujeres, algo que también había ocurrido en 2021. Es cierto que en Esta boca es mía hay más panelistas mujeres en las ediciones del día previo y posterior al 8M, en los que se abordan más temas vinculados a esta fecha que en el 8 de marzo.

Por otra parte, a diferencia de lo que había ocurrido en 2021, en Polémica en el bar, donde trabaja una sola panelista mujer, no se tocan temas de género. Esto puede deberse a que el programa se emitió el 6 de marzo.

Voces y fuentes consultadas

Si pasamos a las voces y fuentes consultadas el 8 de marzo, encontramos que la amplia mayoría son femeninas en los tres informativos. En Telemundo, incluso, hay un espacio para las disidencias, ya que se otorga voz a una mujer trans. Estas fuentes parten del Gobierno, de la sociedad civil durante la marcha (mujeres que en general no se identifican con su nombre), de una especialista que ofrece una encuesta de opinión sobre la situación de las mujeres en Uruguay, de una científica, de dirigentes sindicales, de algunas jóvenes futbolistas, entre otros ejemplos. En tanto, Cartografía feminista, en TV Ciudad, da la voz a una militante del grupo de mujeres de la coordinadora nacional de asentamientos y a una feminista que critica las presiones sociales que exigen delgadez como parte del sistema patriarcal y, en contrapartida, revindica la “diversidad de los cuerpos”. Ambas ofrecen una perspectiva de género en el marco de temas que ningún otro medio de comunicación aborda.

Temas asociados al género

Precisamente, si analizamos los temas elegidos, los informativos giran en torno a dos ejes centrales: la marcha y, en menor medida, el acto oficial del Gobierno. En cuanto a la primera, como se había observado en 2021, la narración de los hechos gira en torno a lo performático (de dónde vienen quienes marchan, hacia dónde van, el énfasis en lo “multitudinario”), especialmente en Telemundo. El año anterior habíamos observado que el movimiento feminista y sus reivindicaciones se invisibilizaban. Sin embargo, en 2022 hay algunos hechos importantes que casi no se registraron el año anterior. En Subrayado, una periodista movilera recuerda parte de la plataforma de reivindicaciones en su primera aparición en cámaras y luego entrevista a una vocera de la Intersocial Feminista. Posteriormente también pone el micrófono a otras mujeres que marchan y les pregunta sus nombres. En un pasaje ocurre otra situación destacable: le consulta a un hombre por un acto performático, y este le dice que debe preguntarle a una compañera. Para finalizar, la conductora de Subrayado recuerda los orígenes obreros del 8M, que luego son retomados por una segunda periodista movilera, quien además afirma que están en medio de “un día de reivindicación y lucha” (algo que ya se había mencionado en 2021, por ejemplo en Telemundo a modo de presentación).

En tanto, en el informativo de Canal 12, otra periodista que cubre la marcha retoma una frase de un conductor y se une al resto de las manifestantes al decir que no está sola, sino en un “mar de mujeres”. Los dos noticieros dan voz a manifestantes que reclaman medidas contra los femicidios o el fin del patriarcado. Además, en Telemundo se da espacio a la lectura de una proclama que reivindica diversos valores del feminismo y tiene la particularidad de utilizar lenguaje inclusivo (por ejemplo, “hoy elegimos caminar juntes”). 

Si hablamos de lenguaje inclusivo, observamos lo mismo que en 2021: no lo utilizan los periodistas y conductores de los canales, aunque sí algunas de las manifestantes y una de las entrevistadas en TV Ciudad, que usa la expresión “niñas y niños”, pero también el masculino “gurises”. Por su parte, conductor y periodistas del informativo de Canal 5, tal como en 2021, recurren a las formas “la presidente” y “la vicepresidente”, en lugar de “la presidenta” y “la vicepresidenta”, recomendadas incluso por la Real Academia Española (2019). Aun así, llama la atención que en un zócalo aparece la palabra “presidenta”, que quiebra la línea del noticiero.

En cuanto a la contextualización del 8M, si bien no aparece con claridad en ningún informe, se menciona en algunos temas abordados por el Gobierno en su acto central y en entrevistas de algunas de sus autoridades: se admite la brecha laboral de salarios entre géneros, se enfatiza la importancia de la autonomía económica para las mujeres, se habla del trabajo sin remuneración en el hogar. La contextualización de la fecha también aparece en Telemundo, que emite una encuesta que revela la percepción de desigualdades entre hombres y mujeres en Uruguay, y en la voz, brevemente, de algunas periodistas, en especial en Subrayado.

Violencia de género en el 8M

El tercer gran tema que abordan todos los programas (a excepción de Cartografía Feminista y de Canal 5 Noticias, que no cuenta con espacio para policiales) es la violencia de género. Este no es contextualizado, excepto cuando el Gobierno menciona sus autodenominados logros en la materia o en el discurso breve de algunas entrevistadas. La cobertura de este tema se vincula en Esta boca es mía a la discusión sobre una denuncia en redes sociales contra el legislador Gerardo Núñez, como veremos más adelante, y a la primera sentencia de transfemicidio en el país.

Este último caso también aparece en Telemundo, que, sin profundizar en los aspectos policiales, otorga voz a la activista trans Collette Spinetti, quien destaca el carácter inédito de la sentencia. No se aprovecha la ocasión para, por ejemplo, ofrecer estadísticas sobre transfemicidios en Uruguay o utilizar otras estrategias de puesta en contexto del fenómeno. Esto sí ocurre en Esta boca es mía, a cargo de participantes del programa y de una fuente consultada (el fiscal del caso). En ambos programas puede destacarse que la mujer trans asesinada por su pareja es mencionada siempre con el género femenino. La excepción es un panelista en Esta boca es mía, quien dice, por ejemplo, “que la persona lo mató”, utilizando el género másculino. A su vez, en el guion de Telemundo su femicida se menciona como “homicida”, algo que también observamos en los femicidios íntimos de mujeres cis en el análisis de 2021. En tanto, Subrayado y Canal 5 Noticias no mencionan el caso en esta edición.

Otros dos hechos policiales de violencia de género se cubren en dos de los tres informativos. Uno de ellos es el hallazgo de dos cuerpos de mujeres (así se los denomina) en el fondo de la casa de un hombre que es apresado tras una denuncia. En Telemundo se maneja que uno de ellos puede ser el de una “adolescente” o “joven desaparecida”, pero como este punto no está confirmado, se prefiere el término “mujeres”. Es en la edición del 9 de marzo que este punto, el hallazgo del cadáver de la adolescente, se confirma. En Subrayado también se menciona a las “dos mujeres”, si bien, al momento de hablar de la adolescente desaparecida, se la denomina tanto con ese término como con la palabra “jovencita”. En este informativo existe un intento de contextualización del caso por parte de un conductor, que indica que “siempre hay un femicidio, una mujer muerta o algo que acontece en torno a la violencia doméstica” en los 8 de marzo, mientras que otra señala que eso “demuestra la necesidad de tomar conciencia”. Esto puede servir para contextualizar, pero también convierte a los femicidios en una suma de casos, en “otro caso más”, lo que puede acercarlos a lo inevitable. 

A la vez, también se despliegan estrategias de culpabilización indirecta de las víctimas, por ejemplo cuando en Subrayado se señala que tanto la adolescente como la otra mujer asesinada “tenían problemas de consumo de drogas”. Por su parte, en Telemundo, sin contextualizar, también se indica que “testigos ubican a la joven en la casa del presunto asesino” y que subió a un taxi que él manejaba, lo que podría considerarse una estrategia que rebaja la culpa del femicida: ella fue con él a su casa. Al no ampliarse el punto, puede parecer que la adolescente lo hizo por propia voluntad, lo que indirectamente la culpabiliza por el crimen. Los dos informativos, sin embargo, se centran en la figura del victimario.

El segundo caso policial que se aborda en los dos informativos es el homicidio que comete una adolescente contra su padre luego de que alguien denunciara al hombre por violencia doméstica. En ambos se utilizan algunos recursos propios del sensacionalismo. Por ejemplo, Subrayado genera un zócalo en que señala “Mató a su padre delante de la Policía” y Telemundo, de forma similar, toma el aspecto más noticiable del caso e indica “La Policía estaba interrogando al hombre cuando la adolescente lo mató”. Agrega, incluso, que lo hizo por la espalda, lo que la expone como una posible asesina a sangre fría. 

La adolescente se denomina como tal, pero también como “menor”, el término que prefiere Telemundo y que no es recomendado por organizaciones de protección de derechos de la infancia y la adolescencia (Unicef, 2019). Aunque en los dos informativos se señala que la adolescente afirma haber sido víctima de violencia de género y abuso por parte de su padre, este punto se rebaja, sobre todo en Subrayado, que menciona que se realizó una llamada al 911 por un “problema familiar”, que no existían denuncias previas y que el crimen ocurrió en un barrio “complejo en materia de delitos”, lo que no contextualiza el caso y, por el contrario, lo vuelve uno más entre un grupo de crímenes de diferente índole. Este punto no es recomendado por especialistas en el tratamiento de la violencia de género en la prensa (por ejemplo, Gillespie et al., 2013).

En ninguno de los casos se indagan las circunstancias del delito o, como se dijo, se opta por realizar algún informe sobre violencia de género en Uruguay, teniendo en cuenta la cobertura policial de estos crímenes. Como ya se dijo, este problema social aparece en la voz de algunas entrevistadas o como parte de la plataforma de la marcha, pero no de una forma específica, sino integrando un discurso más amplio.

Otro análisis de la violencia de género: la denuncia

A continuación, se ofrece un análisis preliminar sobre el programa Esta boca es mía del 8 de marzo 2022, para de este modo observar el tratamiento de otro caso de violencia de género, pero en otro formato de programa: el del debate. Específicamente, se estudia un ejemplo de escena sobre denuncia de violencia de género. Para contextualizar este fenómeno, según la Dirección Nacional de Políticas de Género del Ministerio del Interior, entre enero y octubre de 2022 hubo 33.350 denuncias por violencia doméstica, casi 2.000 más que en 2021, cuando habían sido 31.801 (El Observador, 30 de noviembre de 2022).

En este análisis se explora: ¿cómo se encuadra la denuncia por abuso sexual? ¿Qué representación se construye de la denuncia? ¿Con quién se alinean los participantes?

En esta escena la conductora del programa interroga a los panelistas sobre un caso que estaba en los medios en ese momento: la denuncia en redes por acoso sexual a un diputado representante de un partido de la oposición. 

¿Qué constituye una denuncia legítima?

La primera vez que se introduce el tema en el programa se utiliza la siguiente frase para representar el hecho como “denuncia”, distinguiendo diferentes tipos: oficial o en redes sociales.

Conductora (C): “Yo lo pensé mucho si hay que hablar de esto porque esto en realidad todavía no tiene o no tenía hasta ahora una denuncia oficial, lo que tenía era una denuncia en las redes sociales de esas que puede ser cualquiera y hay que ver cómo evolucionará esa situación”. (Minuto 3:23)

Programa Esta boca es mía

El zócalo representa el hecho como “denuncia de abuso sexual”, comentando que “fue en la publicación de la cuenta “Varones Uruguay 2 de la red social Instagram”.

A continuación, la voz en off que provee una narración para dar más información sobre el caso representa el hecho como “la presunta situación de abuso” y luego, haciendo referencia a su tramitación en el partido, se construye como “tramitar cualquier denuncia si existiese”.

Luego la conductora justifica el tratamiento del tema y define el problema en el marco del 8M. 

  1. C: “Y es un buen día, me parece, para un poco… bueno repasar o analizar qué tanto suma y construye ese mundo mejor al que estamos llamados a reflexionar en un día como hoy”.

Usar esta pregunta retórica implica un posicionamiento que abre la posibilidad de cuestionar la validez de este tipo de denuncias para el reconocimiento y garantía de derechos de las mujeres. Lo no dicho es que no suma y no construye ese mundo mejor. 

El próximo turno de la conductora del programa elabora la diferenciación entre denuncias en redes sociales y denuncias formales en la Justicia. Este planteo presenta una dicotomía entre diferentes modalidades de denuncia que pueden tener implicancias a nivel de los derechos de las distintas partes. El foco de la argumentación está en que este tipo de denuncias pone en riesgo las garantías del debido proceso del acusado (“dejan a una persona señalada”, “lleva al escrache público”). 

  1. C: “Esta posibilidad de hacer denuncias en las redes sociales que no están acompañadas por las denuncias formales que corresponden en la justicia que dejan a una persona señalada se viraliza hasta hace poco decíamos y bueno es el camino que se encontró puesto que en la justicia no se llevaba adelante finalmente ninguna investigación entonces lleva al escrache público. Bueno, pero pareciera haber una justicia que está dispuesta a no dejar pasar este tipo de situaciones ¿por qué todavía no se formaliza la denuncia? ¿por qué seguimos en este ámbito? Bueno algunos hablan de anonimato. En fin, no sé qué tan anonimato es porque la página es muy conocida o sea no es, se puede perfectamente dar con la persona que denunció.

Por otro lado, la representación de la denunciante es genérica también y se la representa con una condición “anonimato”, que permite liberarse de responsabilidad, y por otro lado como “la persona que denunció”, que presenta de forma indefinida a un agente que realiza una acción concreta por la que debe asumir responsabilidad. 

Los panelistas retoman este encuadre y representación del hecho, distinguiendo entre tipos legítimos e ilegítimos de denuncias (“denuncias anónimas en redes sociales, en determinado blog o lo que fuere”), y dan su posicionamiento apelando a evaluaciones con alta carga de afecto:  “las aborrezco sinceramente”. Esta reacción ante las denuncias se justifica apelando al mismo argumento introducido por la conductora del programa: “lo único que hacen este tipo de denuncias es crear una duda sobre determinado individuo que no tiene posibilidades de defenderse porque lo que se crea es en general una suspicacia”. Nuevamente se pone como foco del mensaje el efecto de la denuncia en el denunciado, que ve afectada su imagen pública con la denuncia y no tiene derecho a la defensa. Asimismo, se mitiga la fuerza de la certeza y existencia del hecho denunciado utilizando la modalización para bajar la probabilidad de la responsabilidad del acusado: “pudo haber cometido determinado tipo de abuso”.  Después se descarta nuevamente la validez de la acusación diciendo “no hay absolutamente nada acá, no hay denuncia en Fiscalía”. Se establece entonces como único espacio legítimo para la denuncia la Justicia y como único derecho a ser defendido el del acusado, cuestionando la credibilidad de la palabra de quien acusa. 

  1. Panelista 1 (P1): “Entonces este tipo de denuncias anónimas en redes sociales en determinado blog o lo que fuere yo las aborrezco sinceramente, porque lo único que hacen este tipo de denuncias es crear una duda sobre determinado individuo que no tiene posibilidades de defenderse, porque lo que crea es en general una suspicacia de que tal o cual para pudo haber cometido determinado tipo de abuso, pero no hay absolutamente nada acá, no hay denuncia en Fiscalía”.

El siguiente panelista centra su respuesta en la Ley de Violencia de Género como la base del problema, diciendo que es “la fábrica de las denuncias falsas”. Esta representación de la ley permite un desplazamiento de la argumentación hacia la ilegitimidad de las denuncias por violencia de género en general, y no solo en contexto de redes sociales o por fuera del sistema judicial. Introduce también un nuevo punto para deslegitimar las acusaciones por abuso sexual, cuestionando el concepto de “consentimiento de la víctima”, ya que “habilita a cualquier cosa, habilita a una denuncia aun dentro del matrimonio, habilita una denuncia aun en una relación ocasional, en un touch and go, habilita cualquier cosa, entonces el problema sigue estando en la ley”. Este comentario pone en cuestión la ley, que era el espacio socialmente aceptado para realizar y legitimar una denuncia, según los otros participantes. En este caso, la ley abre la posibilidad de generar denuncias en situaciones que no corresponden, como una relación sexual dentro del “matrimonio” u “ocasional”. Es decir, el panelista pone el problema en la ley y cuestiona no solo la credibilidad de la denuncia (“puede haber alguna verdadera”), sino el valor que se asigna a la interpretación de la víctima sobre el hecho (“habilita a cualquier cosa”). En este caso además se plantea que la violencia de género no es posible en cierto tipo de relaciones que implican diferentes grados de compromiso e involucramiento a nivel legal, social y afectivo. ¿En qué tipo de relaciones sería entonces posible considerar legítima una denuncia?

  1. Panelista 2 (P2): “Yo voy a decir lo mismo que he dicho siempre, este, la Ley de Violencia de Género es la fábrica de las denuncias falsas, pero entre tantas denuncias falsas puede haber alguna verdadera, y ojo, este, el artículo 46 de esa misma ley dice que la falta de resistencia no debe ser valorada como consentimiento de la víctima, entonces esto habilita a cualquier cosa, habilita a una denuncia aun dentro del matrimonio, habilita una denuncia aun en una relación ocasional, en un touch and go, habilita cualquier cosa, entonces el problema sigue estando en la ley, no en lo que pasó, porque lo que pasó…”.

Linda Alcoff (2009) dice que el concepto de consentimiento se usa a nivel de culturas occidentales (norte global) como forma de determinar si ocurrió o no violencia sexual. En su trabajo muestra cómo al poner este concepto junto con el de víctima en un contexto global esos términos tienen limitaciones. En particular, la discusión a nivel teórico refiere a situaciones de prostitución y trata, y en contextos de migración global, relaciones sexuales entre personas con diferentes edades, estatus y poder. En este debate lo que se resalta es que el término consentimiento tiene que ver con tradiciones de la política liberal donde se imagina a las personas como agentes libres de tomar decisiones. ¿Qué ocurre cuando no existe esta libertad o cuando culturalmente hay tradiciones y creencias que constriñen esas libertades? Es decir, existen estructuras sociales que condicionan la posibilidad de consentimiento. Según Alcoff (2009), también es importante considerar qué tipo de dignidad y credibilidad epistémica se confiere a la mujer con el concepto de consentimiento. También esta concepción borra los aspectos intersubjetivos y relacionales de las relaciones sexoafectivas que por su carácter fenomenológico no se ajustan a nociones contractuales como el consentimiento. De esta definición emerge la idea de que la violencia sexual está relacionada con el contacto sexual no deseado, en contra de la voluntad o no consensuado. Sin embargo, la mirada feminista sobre la violación y la violencia sexual muestran que esta experiencia afecta la identidad de la persona más allá de la instancia y se construye en relación con las acciones de otros. 

En el último turno, el panelista 2 hace referencia a una postulación feminista que demanda que toda denuncia sea legitimada: “Yo sí te creo”. Este enunciado implica que hay otros que no creen y que existe siempre un marco de cuestionamiento a la denunciante/víctima que hace difícil el exponerse públicamente a denunciar este tipo de violencias. 

  1. P2: “Así que estamos frente a un problema muy grave: o nos adherimos a la postura que hemos tenido siempre, por lo menos yo acá en este panel, me consta que alguno más de este panel también ha tenido esta postura, o nos adherimos a la tesitura que nos hemos encontrado siempre, siempre de parte de las personas que se adhieren al feminismo; es “yo sí te creo”. Esa famosa frase del libro de Mariana Carbajal, “yo sí te creo”, habilitaría por lo menos a abrir una investigación en este caso y que se sepa la verdad, y yo creo que esto es lo que está pasando, es que el invento está matando al inventor”.

El panelista apela a esta postura refiriéndose a una autora rioplatense (Mariana Carbajal) que simboliza esta posición, e identifica la postura con el feminismo, utilizando este punto para argumentar a favor de investigar la acusación. Es decir, no se “cree”, dándole validez epistémica a la denunciante y respaldando su credibilidad, sino que se usa esa referencia para justificar la revisión y examinación de la denuncia. En su cierre el panelista usa un dicho: “el invento está matando al inventor”. Es decir, se cuestiona la validez de la ley que buscaba proteger o dar más derechos a las mujeres porque no permite identificar claramente situaciones de violencia de género. 

¿Es un caso de abuso?

Luego de discutir la legitimidad de la denuncia con base en los espacios donde se realizan, se pasa a cuestionar la posibilidad de la ley de identificar lo que es la violencia de género. La discusión progresa a la definición de lo que constituyen el abuso o la violencia de género. Como se muestra en el turno del panelista anterior, se pone en duda que sea suficiente reconocer a la víctima como sujeto con legitimidad epistémica para imponer un marco de interpretación de la situación. Es decir, la acusación no implica que haya ocurrido el hecho. ¿Cómo se da cuenta entonces de la vulneración de derechos que expresa la denunciante?

La conductora pide entonces a la única panelista mujer de cuatro presentes que dé su perspectiva. Luego de leer y dar diferentes posibles interpretaciones a la denuncia en redes sociales, la conductora pregunta si ese relato constituye un relato de abuso.

7) C: ¿Es un relato de un abuso o es un relato de cuando uno termina en una situación, viste, y decís ‘pará, no debí terminar en esta situación’. La verdad no, no más allá de la voluntad del otro, ¿yo no fui fuerte con la mía? No sé, pregunto. ¿Qué pensás, Vero?

Panelista 3 (P3): Creo que el límite en algunos casos está un poquito difuso a veces, este, yo sobre el caso en concreto no estuve ahí, no sé lo que pasó, no podría decir.

La respuesta muestra que la panelista se posiciona desde sus creencias, abriendo lugar a otras posibles interpretaciones y usando un argumento que apela a la prueba material o a haber estado ahí como la única evidencia que puede resolver el problema (“no estuve ahí, no sé lo que pasó, no podría decir”). Se evita expresar una posición a nivel filosófico o moral sobre lo que sería lo correcto social o legalmente, dando de cierta manera apoyo a la visión de que no es suficiente creerle a la víctima. Es decir, si se necesitan pruebas materiales para verificar la validez y veracidad de la denuncia es porque la palabra de la víctima no es suficiente para imponer recepción y legitimar la denuncia. 

La panelista luego sí expresa su posición con respecto al debate, marcando una diferencia con sus interlocutores al focalizar la diferencia en el uso que se hace de las denuncias de mujeres a nivel político. 

  1. P3: “Lo que sí aborrezco, y permíteme que te lo diga, es el uso que se hace de estas situaciones, porque me parece que las mujeres, las denuncias de las mujeres, la postura de las mujeres, la lucha de las mujeres sigue siendo un botín político muy interesante, porque depende de quién sea el victimario si le creemos o no le creemos”.

La panelista utiliza una frase que usó otro de los miembros del panel para cuestionar la validez de las denuncias (“aborrezco”), pero poniendo a las mujeres como actores que tienen un rol pasivo de víctima, no solo de la violencia sexual, sino también de la violencia política, que usa sus acciones (que se representan como nominalizaciones: “las denuncias de las mujeres, la postura de las mujeres, la lucha de las mujeres”). Tomar acciones públicas, decir y organizarse para conseguir sus objetivos es transformado en un objeto “botín político”, al que se le atribuyen intereses que no ponen en el centro las demandas de las mujeres o el respeto de los derechos humanos, sino los intereses de grupos (“depende de quién sea el victimario le creemos o no le creemos”). Se identifica al victimario no como presunto inocente hasta luego de la investigación, sino como responsable del hecho, y a la víctima como merecedora de legitimidad epistémica dependiendo de los réditos que pueda ocasionar la acusación, no por su dignidad o credibilidad como persona. 

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Según Alcoff (2009), a nivel global existen diferentes formas mediante las que se protege a los perpetradores de violencia sexual. En algunas sociedades es a través del concepto de “honor” y en otras a través del de “consentimiento”. Estas tradiciones de construcción de políticas antiviolencia sexual parecen no ser suficientes para reducir los crímenes. 

La representación de la denuncia en este episodio de En esta boca es mía, el Día Internacional de la Mujer, muestra que a nivel de la producción de los discursos sobre las relaciones de género que circulan hay todavía menos espacio para las mujeres que para los hombres. Por otro lado, a nivel de las voces y representaciones que circulan en un programa de televisión con cierta audiencia se nota que dominan discursos que cuestionan las reivindicaciones por derechos y reconocimiento de las vulneraciones que sufren las mujeres en la sociedad. 

El uso de estrategias discursivas como la hipérbole (“este tipo de denuncias en redes yo las aborrezco”), repetición (“denuncia falsa”, “supuesto abuso”, “¿es un relato de abuso?”), contradicción (“Sí te creo”, “no sé, no estuve ahí”, “habilita cualquier cosa”) apuntan a un marco interpretativo cultural que naturaliza la violencia de género como algo que ocurre en ciertos tipos de relaciones, y a las mujeres que denuncian como actoras que no pueden ser creídas o tratadas como sujetos de derecho, ya que no se conducen de acuerdo a lo socialmente sancionado. Por otro lado, emergen encuadres que cuestionan la normativa que garantiza las protecciones contra la violencia de género y los espacios judiciales, poniendo como víctima al hombre injustamente acusado. El encuadre feminista considera al abuso sexual como un tipo de violencia que manifiesta un poder encarnado en cuerpos masculinizados sobre cuerpos feminizados y responde a una estructura social (Rostagnol en Demirdjian, 2022; Telles Ribeiro & Cabral Basto, 2020). Estos diferentes encuadres llevan a diferentes conclusiones sobre una misma situación. 

Referencias:

Alcoff, Linda (2009) Discourses of sexual violence in a global framework. Philosophical Topics. 37(2):123-139.

El Observador (30 de noviembre de 2022). Hubo más de 33 mil denuncias por violencia doméstica en lo que va del año. Recuperado en: https://www.elobservador.com.uy/nota/hubo-mas-de-33-mil-denuncias-por-violencia-domestica-en-lo-que-va-del-ano-2022112919715.

Demirdjian, Stephanie (2022) ¿Qué es la ‘cultura de violación’ y cómo hacer para desarmarla? Publicado el 4 de febrero de 2022. la diaria.

Gillespie, L. K., Richards, T. N., Givens, E. M. y Smith, M. D. (2013). Framing Deadly Domestic Violence: Why the Media’s Spin Matters in Newspaper Coverage of Femicide. Violence Against Women, 19(2), 222–245.

Global Media Monitoring Project (2020). Proyecto de Monitoreo Mundial de Medios. ¿Quién figura en las noticias? Uruguay. Informe nacional.

Real Academia Española (2019). ¿Es «la presidenta» o «la presidente»?. Recuperado en https://www.rae.es/noticia/es-la-presidenta-o-la-presidente.

Telles Riberiro, Blanca y Cabral Basto, Liliana (2020). Sexual harassment as reported by the Brazilian Press. Ambivalent and contradictory framings, pp.77-91. En Caldas-Coulthard (ed.) Innovation and challenges. Women, language and sexism. New York: Routledge. 

Unicef Panamá (2019): Manual de periodismo sobre la niñez y adolescencia. Recuperado en: https://www.unicef.org/panama/media/2131/file/MANUAL%20DE%20PERIODISMO%20SOBRE%20LA%20NI%C3%91EZ%20Y%20ADOLESCENCIA.pdf.

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